Don
Juan Tenorio
Don Juan Tenorio es un drama romántico en dos
partes publicado en 18944
por José Zorrilla. Constituye, junto con El burlador de Sevilla y convidado de piedra (1630), atribuida a Tirso de molina y de la que Don Juan Tenorio es deudora, una de las dos
principales materializaciones literarias en lengua española del mito de Don Juan.
Personajes
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Argumento
-Primera parte (Transcurre en la
noche del carnaval)
Hace un tiempo
Don Juan y Don Luis Mejía habían hecho una apuesta doble, en la cual se trataba
«quién de ambos sabía obrar peor, con mejor fortuna, en el término de un año»
y «quien de los dos se batía en mas duelos y quien seducía a mas doncellas».
La historia inicia un año después de esa apuesta, por lo tanto, Don Luis Mejía
y Don Juan se vuelven a encontrar en la hostería del Laurel de Buttarelli, en
Sevilla; donde comparan sus hazañas.
La apuesta se
ha vuelto un gran escándalo en Sevilla, sin embargo, nadie sabe a ciencia
cierta lo que sucede. Durante la noche, arriban a la Hostería del Laurel,
propiedad de Butarelli, en busca de conocer a fondo los detalles de dicha
apuesta.
Don Gonzalo,
padre de doña Inés, la prometida de don Juan, se ha enterado de la apuesta, y
va a la hostería a asegurarse de lo que ha oído. Igualmente don Diego, padre de
Don Juan, quiere ver "el monstruo de liviandad a quien pude dar el
ser".
Los rivales
cuentan los muertos en batalla (Don Luis 23, Don Juan 32) y las mujeres
seducidas (Don Luis 56, Don Juan 72), al finalizar Don Juan queda como
vencedor, sin embargo Don Luis lo vuelve a desafiar diciéndole a Don Juan que
lo que le falta en la lista es «una novicia que esté para profesar», entonces
Don Juan le vuelve a apostar a Don Luis que conquistará a una novicia, y que
además, le quitará a su prometida, Doña Ana de Pantoja.
Don Luis, ante
las palabras del otro, envía a su criado, Gastón, a avisar a la justicia;
mientras que don Juan hace lo mismo con Ciutti.
Al oír el desafío,
el comendador Don Gonzalo de Ulloa, padre de Doña Inés, que llevaba en un
convento desde su infancia y estaba destinada a casarse con Don Juan, deshace
el matrimonio convenido.
A la hostería
llegan dos rondas de alguaciles que ponen bajo arresto a los dos nobles.
Don Luis logra
salir de la cárcel y va con doña Ana para suplicarle que se mantenga firme ante
Don Juan, que irá tras ella. Don Juan también sale, y en la calle de la casa de
Doña Ana, hace encerrar a don Luis. Luego, conversa con Brígida, la beata
comprada del convento, que le explica como entrar en el convento sin ser visto.
La última
acción de Don Juan, para asegurar la apuesta, es llamar a Lucía, la sirvienta
de Doña Ana, para pedirle que abra las puertas de la casa a cambio de dinero y
a las diez de la noche. Lucía accede.
En tanto, Doña
Inés lee una carta de Don Juan, en la que declara abiertamente su amor hacia
ella. Cuando ha concluído, Don Juan penetra en la celda, lo que provoca que se
desmaye. Don Juan la toma y la lleva a su casa. Don Gonzalo llega tiempo
después, a contarle a la madre abadesa que la dueña de Doña Inés está comprada,
y teme por su bienestar. Aparece entonces la hermana tornera, anunciando la
desaparición de Doña Inés.
En la casa de
Don Juan, doña Inés cae en las redes del galán. Unidos por su amor, están
dispuestos a todo. En ese momento, llega Don Luis, que quiere matar a Don Juan.
Casi después, llega Don Gonzalo, con gente armada. Don Juan manda a Don Luis a
una habitación contigua para que espere.
Don Juan se humilla
ante Don Gonzalo suplicando que le conceda a su hija a cambio de pruebas que él
mismo dispone. Don Gonzalo se niega. Don Luis sale del cuarto y trata de
aliarse con el comendador para matar a Don Juan, pero finalmente resulta ser
éste último el matador, dándole un balazo a Don Gonzalo y una estocada a Don
Luis.
-Segunda parte
Cinco años
después de la acción anterior, Don Juan vuelve a Sevilla y realiza una visita
al panteón de la familia de los Tenorio, donde están enterrados Don Luis y El
Comendador. Admirando las estatuas, don Juan descubre un sepulcro inesperado,
el de doña Inés
(que muere de pena al comprender que Don Juan y ella jamás podrán estar juntos
a pesar de amarse profundamente el uno al otro).
Llegan al
lugar Centellas y Avellaneda, la presencia de estos dos viejos amigos hace que
don Juan los invite a su casa a cenar. También invita al Comendador, aunque
sabe que ha fallecido. Más tarde mientras se encuentra cenando, suena un
aldabonazo y hace su aparición el espectro del Comendador que acude con el
objetivo de conducir a Don Juan al Infierno. Sin embargo Doña Inés intercede y
logra que ambos suban al Cielo entre una apoteosis de ángeles y cantos
celestiales.
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