Había una vez, en una ciudad muy importante de Argentina, vivía una niña llamada Ana, quien a sus padres no la dejaban salir a la calle por miedo a que le pasara algo o la atracaran… la pobre Ana se sentía sola, vivía con su chofer; llamado Pepe, su ama de llaves; llamada Marta, su institutriz; llamada Carmen, su padre; llamado Daniel y su madre; llamada Erika. Ana de pequeña quería ser actriz, era su sueño desde que tenía 3 años, Ana tenía 15 años y medio cuando la historia que hoy os estoy contando ocurrió.
Ana
es una niña feliz y simpática, aun sabiendo que sus padres no la dejaban salir
de casa. Cuando ella tenía tan solo 15 años cuando su madre enfermó y Ana no
podría verla, su padre no la dejaba, se quedaba con Pepe, Marta y Carmen cuando
su padre se iba a visitar a su madre. Tras unos meses de pruebas y
apuramientos, su madre, desgraciadamente falleció debido a una enfermedad
llamada cáncer, que, sin saberlo, llevaba soportando bastantes años.
Ana
estaba triste y sin ganas de vivir durante 2 años debido a la muerte de su
madre. Para Ana pasaron los años y todo seguía igual, siempre era lo mismo.
Ana
cumplió 17 años, y, a partir de ese momento su suerte cambió, su padre se tuvo que marchar a Madrid por cuestiones de
trabajo, y Ana, ese mismo día vio un anuncio por su ordenador que decía:
“Apúntese
al casting del musical Un Sueño Posible puedes ser la protagonista, salir por
la tele y hacer una gira por todo el mundo. Dese prisa, solo hay 2 días para el
plazo. En la ciudad Sian de Buenos Aires (los días 20 y 21 de junio)”
Ana
se apuntó al musical y le pidió a su
chofer, a su ama de llaves y a su institutriz que no le dijeran nada a su padre
sobre que se había ido porque era muy difícil que la cogieran puesto que a ese
casting se apuntan muchas personas.
El 11
de junio de 2013 Ana cumplió 18 años y a los 10 días Pepe la llevo a Sian al
casting. Cantó, bailó y actuó todo lo que pudo. Actuaron todos los candidatos a protagonistas. Una
hora después, después de conocerse todos y hacerse amigos, Ana se hizo una
amiga llamada Erika, como su madre. Llamaron a todos los candidatos a los
protagonistas y el coreógrafo eligió a cinco semifinalistas llamados: Carlos,
Javier, Erika, María y Ana que de allí,
pasarían a finalistas dos que fueron Ana y Carlos. Como quedaban solo dos
personas por elegir y ya habían recorrido todos los países del mundo con el
casting los dos se quedaron de protagonistas, quiénes se fueron a sus casas
felices a contárselo a sus familiares. Llego la hora en la que Ana y Carlos se
fuesen a Madrid a comenzar el musical. Daniel, que estaba en su apartamento de
Madrid viendo la tele, vio a Ana y se enfadó muchísimo con ella, pero no podía
hacer nada, estaba de gira y dentro de un año no podía volver a su casa. Su
padre llegó a Buenos Aires y no estaba Ana allí, pero todos estaban muy
orgullosos de ella.
Mientras,
en la gira del musical, surgió una magia muy singular entre Carlos y Ana, una
magia que nadie podía expresar, estaban hechos el uno para el otro.
Cuando
termino el musical, Carlos y Ana volvieron a Buenos Aires a que Ana le pidiera
perdón a Daniel, porque estaba muy arrepentida de fugarse sin pedirle permiso y
desobedecerle, Ana entonces tenía 19 años. Llegaron a Buenos Aires donde les aguardaba
su padre, a quien ella pidió perdón. Su padre, orgulloso la perdonó y aceptó su
romance con Carlos y como había triunfado en Madrid y era multimillonario les
compró una casa para que vivieran y siguieran con su carrera.
Carlos
y Ana hicieron las maletas y se fueron a su casa a vivir. Allí se hicieron una
promesa, se prometieron ser muy felices juntos y seguir actuando, puesto que,
es lo que más les gustaba hacer. Fueron haciéndose cada vez más famosos,
triunfaron en múltiples sitios: Hollywood, Broadway, Nueva York… con el tiempo,
ocho o nueve años después, se casaron y tuvieron tres hijos, llamados Carlos
(por el nombre del padre), Erika (por el nombre de la difunta madre de Ana) y Yolanda
(cuando eligieron el nombre lo dijeron los dos a la vez).
Carlos, Ana, Carlos, Erika, Yolanda, Daniel, Pepe,
Carmen y Marta fueron muy felices durante muchísimo tiempo.
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